En el umbral de las elecciones del 2024 en México, una preocupación persistente surge de nuevo: la apatía entre la juventud mexicana hacia el proceso electoral. 

Este fenómeno, arraigado en una combinación de desencanto político, desinformación y falta de conexión con las plataformas políticas, plantea un desafío significativo para la democracia del país. ¿Cómo podemos contrarrestar esta apatía y fomentar una participación activa y consciente entre los jóvenes mexicanos?

La apatía política juvenil no es un fenómeno nuevo, pero sus raíces son complejas y con efectos profundos. Muchos jóvenes perciben la política como algo distante, ajeno a sus vidas cotidianas o incluso corrupto e ineficaz. 

Esta percepción se ve exacerbada por una falta de educación cívica adecuada en las escuelas y una saturación de información sesgada en las redes sociales. Para contrarrestar esta apatía, es crucial adoptar un enfoque que aborde los aspectos educativos, sociales y políticos. 

En primer lugar, las instituciones educativas deben fortalecer la educación cívica, enseñando a los jóvenes sobre el sistema político, derechos ciudadanos y la importancia del voto informado, cultivando una comprensión más profunda de la democracia. 

Además, es fundamental mejorar la accesibilidad y transparencia de la información electoral. Las autoridades electorales y los medios de comunicación deben trabajar juntos para proporcionar información imparcial y comprensible sobre las plataformas políticas, candidatos y los procedimientos electorales, ayudando a disipar la desinformación y que los jóvenes tomen decisiones informadas en las urnas. 

Sin embargo, también la sociedad en su conjunto debe crear espacios para que los jóvenes participen activamente en la política y se sientan escuchados y representados. Organizaciones civiles, grupos comunitarios y partidos políticos deben comprometerse a involucrar a los jóvenes en el proceso político, brindándoles oportunidades para expresar sus preocupaciones, participar en debates y contribuir a la formulación de políticas. 

Además, es esencial abordar las preocupaciones específicas de los jóvenes en las plataformas políticas. Temas como el empleo, la educación, el medio ambiente y la igualdad de género son de vital importancia para esta generación. Los partidos políticos deben demostrar un compromiso genuino con estas cuestiones y presentar propuestas concretas y realistas para abordarlas. 

Por último, es crucial cambiar la narrativa en torno a la participación política de los jóvenes. En lugar de retratarlos como apáticos o desinteresados, debemos reconocer su potencial como agentes de cambio y líderes del futuro. Celebrar y destacar ejemplos de activismo juvenil exitoso puede inspirar a otros jóvenes a involucrarse y hacer una diferencia en su comunidad y en el país en su conjunto.

Al final, contrarrestar la apatía juvenil en procesos electorales, requiere un esfuerzo conjunto de parte de todos los actores, tanto de las instituciones gubernamentales y no gubernamentales, familias, medios de comunicación y sociedad en su conjunto, quienes deben impulsar acciones para fortalecer la educación cívica, mejorar la transparencia y accesibilidad de la información y todas aquellas problemáticas que representan las preocupaciones específicas de los jóvenes, cultivando con ello una cultura política participativa que refleje verdaderamente la diversidad y la riqueza de la sociedad mexicana. Al tiempo.