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Cero tolerancia ante la violencia sexual
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Cero tolerancia ante la violencia sexual

Cuántas veces, querido lector, querida lectora, has sido testigo de la incomodidad y alteración que sufre una joven mujer al caminar por la calle y escuchar un mensaje con contenido sexual: “Adiós mamacita”, “Quisiera ser ardilla para comerte, ¡bellota!” o frases de esta naturaleza. Sin duda alguna, se trata de violencia sexual.

Esta es una práctica arraigada en un sistema ideológico cultural patriarcal que lo reproduce como parte de una expresión cotidiana que, lejos de agradar a quien lo escucha, genera miedo, angustia y desencanto.

Pero ¿qué es la violencia sexual? Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) es “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito”.

La violencia sexual, puede ser ruda o sutil, está presente en lugares públicos y en privados, puede estar orientada a mujeres y también a hombres. No distingue edades, género, condiciones sociales, gustos. En muchas culturas, como es el caso de la mexicana, las personas pensamos que, si no es una violación no existe violencia sexual, esto es incorrecto, la violencia sexual comprende desde una mirada incómoda hasta una violación.

Es decir, la violencia sexual no se representa únicamente en un acto violento, sino que todas las demás acciones sexuales cometidas sin el consentimiento de la víctima constituyen un delito. Una mirada incómoda, un piropo o frase con contenido sexual que incomode a quien lo recibe, un arrimón, una nalgada, una insinuación, compartir fotografías íntimas hasta acciones de explotar a una mujer con fines sexuales lucrativos, estos actos se tienen que denunciar y sancionar.

El abuso sexual, es más común de lo que imaginamos; la finalidad principal de la persona  agresora no es tener relaciones sexuales con la víctima, lo que busca es satisfacer su deseo sexual por medio de la víctima y a través de la realización de actos lascivos sobre su cuerpo, sin intención de llegar a la cópula. Por ejemplo, cuando alguien toca tus partes íntimas o te obliga a tocar los de otra persona, cuando alguien te obliga a ver pornografía, entre otros.

El acoso sexual puede definirse como una conducta no deseada de naturaleza sexual que hace que la persona se sienta ofendida, humillada y/o intimidada. Comprende solicitudes repetidas de favores sexuales no deseadas, conductas reiteradas respecto del deseo sexual o citas de un compañero, comentarios inapropiados sobre el cuerpo o la apariencia de alguien o hacer gestos de naturaleza sexual. Es una situación que desafortunadamente muchas mujeres viven día a día, ya sea en la calle, en los centros de trabajo, en las escuelas, el acoso sexual está tan normalizado que no sabemos cuándo nos encontramos frente a este delito.

Como un gran ejemplo y compromiso con las mujeres y con su política de cero tolerancia y combate al acoso sexual y a la violencia de género, por primera vez, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), suspendió a uno de sus altos funcionarios como medida cautelar y en protección a las posibles víctimas de acoso y abuso sexual.

Es esencial recordar: la culpa es de la persona que agredió y no de quien fue agredida. No es por la forma en como te vistes o por tu comportamiento que eres agredida; la agresión sexual es una expresión de la ideología machista que trata de imponer su supuesta superioridad al incomodar a la víctima. Debemos partir de la idea de creerle a la víctima, de no cuestionar, de no culpar, de no revictimizar. ¡No te calles, tienes derecho a una vida libre de violencia, denuncia!