Entre necedades y necesidades
Carlos Peña
El ser humano por naturaleza enfrenta de manera cotidiana y desde sus orígenes las disyuntivas permanentes que la vida le presenta en el aspecto personal o social; lo elemental que resulta el razonar entre el pensar y el hacer, el analizar y el ejecutar obliga casi siempre a llevar a cabo un alto en el camino y medir los alcances de una necedad y lo prioritario que resulta una necesidad, y lo más importante definirse por una de ellas.
Si hablamos desde la definición de los expertos, una necedad se denomina a la cualidad o adjetivo que describe al individuo necio que se inclina por actuar con terquedad de manera desacertada; la necesidad en cambio, es el estado de un ser que se halla en carencia de un elemento, y conseguirlo resulta indispensable para vivir en un estado de bienestar.
En el quehacer gubernamental y sobre todo cuando se tiene la alta responsabilidad de gobernar, de conducir y decidir los destinos de un municipio, un estado o una nación, esto adquiere una relevancia superior. No sólo por el debate individual que se enfrenta para saber distinguir entre lo que se confirma es una necedad y lo que te demuestra es una verdadera necesidad, sino por el alto impacto que tendrá en la sociedad y los gobernados la decisión que finalmente se tome; es algo que debe quedar más allá de caprichos o de ocurrencias. Es el interés general pues lo que habrá de salvaguardarse.
Toda esta narrativa viene a colación por los días intensos que en las últimas semanas hemos vivido, el conflicto social que se presenta por la molestia en maestras y maestros, afiliados y pensionados al Issstezac que no han recibido el pago que les corresponde; situación que se ha convertido en un desgaste permanente para el recién desempacado gobernador David Monreal. Si bien sus argumentos han sido reiterativos al señalar y responsabilizar al pasado, lo absolutamente cierto es que su obligación es atender y resolver el presente. Está pues entre lo que para muchos es una necedad, muy al estilo del presidente Andrés Manuel, de centrar su discurso en lo que se hizo y lo que se dejó de hacer, lo que en poco resuelve la adversidad que enfrentamos; para otros es la necesidad de llegar a los responsables, a quienes por acción u omisión generaron esta adversidad financiera que de manera recurrente se señala. Lo ideal sería dejar las investigaciones a las autoridades correspondientes, que los involucrados se defiendan y no tengamos juicios sociales a priori, y que el gobernador y su equipo se centren en resolver la parte que corresponde, son familias, son personas y obligaciones a las que urge se les pueda cumplir.
Es momento de privilegiar la necesidad de un gabinete que le ayude, que le acompañe, que le genere condiciones de resolver los muchos retos que tiene Zacatecas, la necedad de algunos que le invitan a mandar señales equivocadas le está haciendo daño al gobernante y eso impacta en todas, en todos, en todo. El tiempo apremia para que hagamos cada quien nuestra parte y que las cosas funcionen, el tema de partidos, de una elección de equipos, de ambiciones o venganzas personales deben quedar de lado, hoy lejos de necedades, es atender la necesidad de que al gobernador le vaya bien, que a Zacatecas le vaya mejor.
No quedará más que esperar que vengan pronto las designaciones, que lleguen las definiciones, que ya nos alcancen las soluciones. Caso contrario preparemos ritmo, cuerpo y mente para a tono con Daniela Romo cantar a una sola voz, “que vengan los bomberos que me estoy quemando, que vengan los bomberos esto es un incendio…”.
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