Carlos Saucedo Medrano 

Curromedrano05@gmail.com

Hay algunos cambios en la concepción de las fiestas navideñas: cuando eres niño, deseas con ansia el regalo debajo del árbol y poco importa el excedente de comida o la falta de sillas para que todos estén sentados a la mesa. Creces y la orfandad de los huecos se incrementa, valorando así a los seres queridos y su presencia en nuestras vidas. 

Luis Aguilé, en su célebre canción “Ven a mi casa esta Navidad”, usa una estrofa para recordar a los que ya se fueron, y con ello ofrece un toque triste a los días dominados por el regocijo, las compras al por mayor y la falta de conocimiento del sentido real de la Navidad. Por si fuera poca la añoranza que domina al mundo de los toros, este diciembre y los primeros días de enero, estuvieron marcados por la muerte de dos importantes empresarios e impulsores de la fiesta brava: Armando Guadiana y Carlos Bremer. 

Sólo un día después de la Navidad y a consecuencia de las secuelas de un fuerte cáncer de próstata, murió el coahuilense Armando Guadiana. El senador de la República no negó en ningún momento su afición y amor por la fiesta brava. Dentro del sector se le recordará como un hombre de palabra y derecho; virtudes que abanderó como empresario y ganadero. Junto a la fuerte promoción que hizo en el norte del país, al ingeniero Guadiana también lo caracterizó ser una voz de contención en las altas esferas del poder, ante los embates antitaurinos. 

Aquí en Zacatecas, Armando Guadiana ofreció algunas corridas de toros y novilladas con resultados variados, aunque la resonancia de su nombre será mayor por recordarlo como el hombre que adquirió a la célebre ganadería de Don Jesús Cabrera, vacada que ha regalado importantes toros y que aún conserva la bravura gloriosa de su hierro original. 

Diez días después y derivado de una serie de complicaciones posteriores a un preinfarto, falleció el empresario regiomontano Carlos Bremer. El director de Grupo Financiero Value fue un amante de los deportes y del toreo, tan así que parte de su capital fue invertido en la promoción de los espectáculos taurinos que se celebraban en la sultana del norte. Fue en la plaza Lorenzo Garza de Monterrey donde Bremer presenció su última corrida, aquella en la que compartieron cartel Pablo Hermoso de Mendoza y Joselito Adame. 

Tanto Carlos Bremer como Armando Guadiana acrecentan la orfandad que vive el sector taurino: una familia que poco a poco ve la pérdida de referentes con la importancia estratégica de seguir empujando la fiesta brava. Personajes como ellos se van a echar mucho de menos y el reto de las nuevas generaciones será aspirar a igualar su trascendencia y renombre.