La hora cero
Mucho hemos escuchado hablar a lo largo de nuestra vida de la frase “la hora cero”. Quienes conducen un vehículo describen esto como el momento en que la sombra y la luz del sol se cruzan para dejar una visibilidad intrincada de manejo y con ello apostar en la pericia del conductor la responsabilidad de llegar a buen destino.
Para los ambientalistas “la hora cero” tiene un significado mayúsculo, algunos la han señalado como un momento crítico; el tiempo agotado para asumir la obligación del ser humano de corregir la indolencia y la indiferencia, los excesos y abusos ecológicos en los que hemos incurrido por años y que nos tienen al borde del colapso mundial.
Así pues, “la hora cero” puede entenderse como una situación compleja, una oportunidad única, donde no resulta sencillo sortear el momento; se puede alcanzar la meta con éxito o puede ser también la última posibilidad si no se hace lo correcto.
El pasado 12 de septiembre fuimos testigos de cómo se vive “la hora cero” desde la óptica de un cambio de gobierno. Cómo las miradas, los equipos, los actores y detractores generan un juicio de lo que se hizo y en su apreciación faltó por hacer; se provoca una crítica de cómo se atiende esa oportunidad sin par, de la mano de quien está, estuvo o estará asumiendo la más alta posibilidad de servir a Zacatecas. Así pues llegaron a esta cita con la historia, Alejandro Tello y David Monreal.
El primero después de cinco años de rendir protesta como Gobernador del Estado, con una gestión marcada por la adversidad financiera, una aguda crisis de inseguridad desatada a lo largo y ancho del territorio estatal, el desdén político y la falta de coordinación para el manejo de programas sociales entre la Federación y su administración; la ausencia de oficio político en muchos perfiles que le acompañaron y una distancia permanente y marcada con los municipios, fueron de los principales señalamientos a su conducción desde el Ejecutivo. Punto y aparte se da con el tema de su antecesor Miguel Alonso, quien para muchos debió ser su mayor fortaleza y para otros muchos fue siempre sinónimo de debilidad.
Pero “la hora cero” llegó y ahí no había marcha atrás, con orgullo se habló de una administración honesta, ordenada, que había hecho mucho con muy poco. Un quinquenio se fue muy pronto, el tiempo no regresará. Atrás quedaron los días para corregir o recomponer, para resolver todo lo proyectado, o lo que quedaba en el tintero por hacer. Las obras o acciones por realizar, todo culminó el último minuto del 11 de septiembre; ahora la historia la juzgará, usted estimado lector, desde su óptica, su espacio, su gratitud o su molestia, hoy ya el exgobernador camina hacia otros horizontes.
“La hora cero” nos alcanza siempre sin excepción, para el gobernador David Monreal llegó a partir del primer minuto del 12 de septiembre, se terminó el tiempo de la promesa, del señalamiento, llegó el de los hechos, el de los resultados, el de sentir ese cobijo de la Federación por ser parte de un mismo equipo y proyecto, de encontrar esas soluciones a la delicada situación financiera, a la incontenible ola de violencia, a las carencias de obras, programas y acciones de alto impacto que dejaron de llegar a Zacatecas. El tiempo sigue su curso, serán seis años de posibilidades diarias para poder definir cómo es que quiere su cita con “la hora cero”, sí esa que tarde o temprano llega.
Cierro esta colaboración con una canción interpretada magistralmente por Ana Gabriel La Despedida, y que encierra en una sola estrofa lo que se vive en ese último minuto que nos brinda “la hora cero” en ese momento histórico del cambio de gobierno… “cuál de los dos amantes sufre más pena, el que se va o el que se queda / el que se queda se queda llorando y el que se va, se va suspirando…”.