Luna Nueva: Los salarios, una penosa realidad
Lucía Dinorah Bañuelos
Hace unos años —no recuerdo cuantos—, cuando Gobierno del Estado ofrecía un desayuno a los periodistas el 7 junio, en una ocasión los secretarios de estado recibieron la instrucción de convivir con la prensa. No me acuerdo si me tocó compartir el pan y la sal con el secretario de Economía o el de Finanzas.
No hubo un tema de conversación específico, de un tema se pasaba a otro con la facilidad que da la informalidad; sin embargo, yo pregunté la razón por la que en Zacatecas los salarios eran tan bajos y la respuesta me sorprendió.
El hombre, entre sorbos de café o jugo, soltó una explicación que en ese momento no comprendí en su plena dimensión ni razoné ni exploté, me dijo, palabras más, palabras menos, “es el salario que los zacatecanos merecen. Viene cualquiera a explotarlos y sin chistar aceptan sin ni siquiera negociar el valor de su trabajo” y me explicó que cuando alguien acepta un salario miserable sienta precedente y se usa como base para cotizar en general todos los pagos. Tampoco recuerdo cuál era el salario mínimo vigente en ese momento, porque no recuerdo las fechas, pero seguramente era muy bajo para que llamara mi atención.
Aunque esa estridente declaración ya es vieja, creo que aún es vigente en estos días. El gobierno hace alarde de todas las fuentes de empleo que crea a lo largo de los sexenios, sobre todo con las maquiladoras a donde acude una gran parte de los jóvenes que se quedan en el estado y no migran a otras partes del país o al extranjero (aunque no solamente ellos, no hay edad para buscar emplearse en ellas), ante la escasez general de empleos.
De acuerdo con información oficial, la industria manufacturera es una de las cuatro en las que más ha invertido Zacatecas los últimos años; en un boletín (3 de diciembre de 2023), Gobierno del Estado informó que el país que más ha invertido en Zacatecas es Estados Unidos, con un total de 668.2 millones de dólares y que los sectores en los que más se invierte en la entidad son: Minería (626.4 mdd), Comercio (69.2 mdd), Servicios Financieros (26.1 mdd) e Industrias Manufactureras (21.1 mdd).
De acuerdo con el informe Panorama de las Industrias Manufactureras en Zacatecas, elaborado por la Secretaría de Economía del Gobierno del Estado, apoyada con información del Inegi, IMSS, SE, ANUIES, SEP, el salario promedio formal en esta industria a agosto de 2023 fue de 472.28 pesos por día, es decir 7 mil 84.2 pesos a la quincena, nada despreciables si en realidad esa cantidad fuera la que recibe el trabajador cuando va al cajero por su salario, lamentablemente no es así, porque a esa cantidad hay que deducirle muchos impuestos, el IMSS, cuotas sindicales (casi de a chaleco), el Infonavit si ya tramitó una vivienda, si hay caja de ahorro la deducción respectiva y se tiene algún préstamo también hay que restarlo, siempre y cuando la empresa no esté al margen de la ley y verdaderamente dé todas las prestaciones a sus trabajadores.
En el mismo informe se hizo hincapié de que el salario mínimo vigente en ese tiempo era de 207.44 pesos, es decir, resaltó que se paga más del mínimo (el doble), sin embargo con tantas deducciones y descuentos el trabajador jamás recibe la cantidad que espera.
Los últimos días, en mis terapias de rehabilitación, he conocido a varias mujeres que trabajan en una maquiladora, he charlado con ellas y entre plática y plática he sabido que un trabajo bien remunerado es una ilusión al emplearse en una maquiladora, porque no se recibe el salario que se promete por tanta deducción, se trabajan diariamente hasta nueve horas y media y cuando se debe hacer producción extra aumentan también las horas de trabajo por un pago de 100 pesos, por las tres o cuatro horas que se trabajan fuera de horario.
“Por supuesto que no nos gusta, nos pagan menos de lo que se acordó, no nos pagan la media hora que usamos para el lonche y las jornadas realmente son muy cansadas, pero no tenemos alternativa es eso o nada…”, me dijo una mujer que tiene la muñeca y el hombro lastimados.
Al oírla no me queda nada más que pensar en que realmente los patrones pagan lo que quieren y por el tiempo que quieren que los obreros trabajen, porque ni el gobierno ni los sindicatos ni los mismos trabajadores son capaces de pelear por un salario digno y condiciones laborales aceptables.
Verdaderamente ¡qué tristeza!
Es realmente penoso ver a mucha gente en edad productiva estar resignados a trabajar por “lo que nos dan, porque es lo que hay”. Aquel secretario tenía razón.