
Pero diiiiicen…
Es todo por hoy, amiguis. Se acabó la semana, nos toca disfrutar de unos días de descanso modo hogarts. Lejos del estrés de la oficina y muy cerca de las presiones de familia. Ya saben que luego en la casa el único efecto multiplicador que no existe es el del dinero; todo lo demás está esperándonos cual lobo feroz; que si la ropa, los trastes, los pisos, las ventanas. Es una historia de no acabar pero, como dijo mi abuelita, “así toco”.
Y hablando de no acabar, en la Nueva Gobernanza siguen que no ven la de elles. Todos los días traen guardia personal por parte de las, los y les manifestantes de la fiscalía. Andan siguiendo por todos lados al gobernador David Monreal. Como ejemplo, me diiiiicen que en agenda estaba la participación del gober Monreal en el evento donde se entregaría el Premio Estatal de la Juventud en Palacio de Convenciones y pues de plano, como en la UAZ –donde fue padrino de graduación– no llegó.
Una vez más apareció “con la honrosa” el secretario General de Gobierno. Llegó muy fuera de tono, hasta en la vestimenta. Como no lo tenía en agenda, tuvo que entrar como en el béisbol “de picher tapón, el bombero atómico”, Rodrigo Reyes. Pero vaya que le dieron duro y tupido; diiiiicen que por más que intentó ignorar las protestas, gritos y rechiflas, llegó el momento en que aquello fue inevitable y tuvo que escuchar y contestar desde el pódium. No terminaba aún el bochorno, cuando le dijeron “ya atiendan el problema, no sean caprichudos”.
Por lo pronto ya hoy será otra semana en que el conflicto no sólo no se resuelve, se agudiza. Pareciera que la versión de que el fuego amigo viene desde la delegación del Bienestar y una que otro interesade de la Nueva Gobernanza por desestabilizar a Francisco Murillo y su equipo en la FGJEZ. Diiiiicen que con esto lo único real es que los días pasen y los distintos grupos de afectados por el Gobierno del Estado, hagan esto más y más grande, sea por Dios.
Donde ya se comenzó a desgranar el equipo es en la Defensoría Pública; apenas ayer se dio a conocer que el abogado titular, José Pablo Mercado, “por motivos personales ha renunciado”. Diiiiicen que esto no fue otra cosa que la manera de “despistar al enemigo”, pues era de los que ya traían atravesado para que se fuera y en el marco del segundo informe prefirieron proceder con su salida, y no tuvo más que aceptar las condiciones, no sea que eso que luego son comentarios con tono de advertencias resultaran efectivos, oigan.
Donde me diiiiicen no fue advertencia, sino denuncia, es lo sucedido con un camión de Obras Públicas que fue sorprendido en una universidad privada; el punto no era que lo faciliten, es una gestión y se vale. El problema se dio cuando trataron de ocultar los logotipos del gobierno y cubrirlos hasta con playeras y lo que se pudiera.
Quedó claro que o andaban sin permiso o algo estuvo mal hecho en las indicaciones que le dieron al personal que andaba modo privado en horas de oficina. Si por eso luego diiiiicen que no hay que hacer cosas buenas que parezcan malas. Aunque en el estilo del gobierno estatal es más un “está bien hacerlo mal, siempre y cuando te declares morenista o monrealista”, de lo contrario pasas a la canasta de “herencia maldita”. Vaya criterios, ¿no?
Oigan, donde me diiiiicen que el pueblo sabio anda modo reclamo por todo lo que se hace mal, es en Jerez. La única veladora que mantenía prendida el doctor Humberto Salazar en Morena, era la de Ricardo Monreal. Tanto que el alcalde gastó en viáticos y regalos lo que fuera necesario para ir a pedirle recursos a su “compadre” para el Pueblo Mágico. Ya mejor se fue del Senado como aspirante presidencial que cumpliera con algo de gestión.
En su partido, al doctor Monreal ya lo vetaron, desgastaron, reprobaron y quizás no sumaron en la 4T, y las, los y les jerezanos ya ni con lo que se gastaron se juntaron. Pobre municipio, diiiiicen que tan escasos los dineros y gastándolos en ocurrencias. Por eso estamos como estamos, oigan.
Ya mejor me despido, amiguis. Eso sí, ustedes ya saben y que no se les olvide que aquí todo lo que salga, igual ni es cierto, nomás ¡diiiiicen, diiiiicen!