
¿Quién se llevó mi queso?
Por Salomón J. Pendleton
¿A quién le gustan las sorpresas? Depende de qué tipo de sorpresa, ¿verdad? Si te encuentras 100 pesos en la calle, que buena sorpresa. Sí se poncha la llanta de tu coche, que mala sorpresa. Si llegas a tu casa y tu familia y amigos te esperan en tu cumpleaños con comida que te encanta y regalos que has deseado por mucho tiempo, que buena sorpresa. O si te habla el jefe a la oficina a darte la noticia que tus servicios ya no serán requeridos, que mala noticia.
Hoy quiero hablar de un libro que se llama: ¿Quién se llevó mi queso? Trata sobre un ratón que todos los días se levanta y va al mismo lugar por queso y siempre hay queso. Todos los días encuentra queso, pero un día cuando va ya no hay. Esta sorpresa no es grata. Tiene que decidir qué hacer el ratón. Hay dos formas de actuar, llorar y seguir en el mismo lugar buscando queso o levantar la cabeza e ir a buscar a otro lugar. No es que se haya acabado el queso, sólo lo movieron de lugar.
En esta pandemia de Covid-19 el dinero no se acabó o se fue. Sólo lo cambiaron de lugar. No entres en pánico. Analiza tus talentos y dones y ve dónde empatan en está “nueva normalidad”. No sigas cavando en el mismo pozo si no hay agua. Busca un pozo nuevo. El problema es que estamos cómodos. John C. Maxwell, gurú de liderazgo dice: “Para tener éxito debemos permanecer en nuestra zona de fortalezas, pero continuamente movernos afuera de nuestra zona de confort”.
Hay dos tipos de personas: Los que cuando pierden su trabajo pivoten a uno mejor desarrollando sus talentos y dones y otras que juegan el rol de víctima diciendo que todo está politizado. La verdad es que puedes hacer dinero o puedes hacer excusas, pero no puedes hacer las dos cosas al mismo tiempo. Yo te animo que no te quejes que se acabó el queso y sólo te muevas donde hay. Diario despierta con una actitud positiva y trabaja duro. Si no tienes trabajo, tu trabajo es buscar trabajo mínimo ocho horas diario hasta encontrar uno. Convierte la sorpresa “negativa” en una positiva.
Había un hombre que corrieron de su trabajo. Un año después le mandó una carta a su exjefe que decía: “Gracias por haberme despedido, desde que me despidió me hice millonario en mi nuevo trabajo”. Mi deseo es que sí estás pasando por un momento complejo recuerdes que tienes talentos y dones únicos y que pronto encontrarás más queso que antes.