
Sobre la autoestima
Miedo a tomar decisiones, dificultad para salir del círculo de la violencia, dificultad para superar una adicción, vivir sentimientos de inferioridad, pensar que valemos poco. Hoy hablaremos acerca de un concepto que poco se fomenta, que poco se enseña y que es base de muchos procesos terapéuticos y además debería ser la base de los procesos de empoderamiento.
La autoestima es el conjunto de pensamientos, sentimientos, percepciones y evaluaciones que tenemos sobre nosotros mismos, principalmente en lo que respecta a nuestra forma de ser y nuestro cuerpo.
Otra definición que he aprendido es que la autoestima tiene dos pilares: el 50% de la autoestima de una persona es su madre y el otro 50% su padre; cuando uno de los dos denigra, humilla o habla mal del otro, en presencia de los hijos, lo que hace es lastimar su autoestima (de los hijos). Me he dado cuenta, en los talleres que imparto, que muchas veces no somos capaces de identificar lo que nos gusta hacer y dedicar tiempo a aquello que “queremos hacer” en lugar de lo que “tenemos que hacer” que, aunque parecen lo mismo, no lo son y nos llevan a destinos y vivencias muy diferentes.
A continuación, vamos a revisar cinco actitudes de la autoestima con la mnemotecnia V.A.L.O.R.:
Verdadero.– En un ejercicio de honestidad decirme la verdad, reconocer “lo que es” con respecto a mí, acerca de mis defectos y virtudes. Hacer los intentos necesarios para alinear mi pensamientos, sentimientos y acciones (congruencia).
Autónomo.- Elegir lo que es bueno o malo para mí a partir de la experiencia sin mandatos de género, sin los mandatos impuestos por la sociedad, la familia, los medios de comunicación y las instituciones (ética humanista).
Limitante.- Capacidad de ponerme el límite de decidir alejarme de aquello que me lastima. Identificar aquello que me lastima y decidir abandonarlo (adicciones).
Orgulloso.- Me vivo alegre, me siento alegre de ser humano y de vivir.
Receptivo.- Recibir lo que venga de la vida, sin hacerse la víctima, asumiendo consecuencias de nuestros actos.
Ocuparse responsablemente de su propio bienestar y aceptarnos tal cual somos pueden ser dos claves más.
Una persona con una autoestima adecuada no se siente menos ni más que los demás, se enoja menos y sabe manejar la frustración, posee una visión realista de sí mismo, conoce sus límites y muestra sus emociones con libertad, entre otras.