Un regreso seguro para la comunidad universitaria
-En la mira-
Alfredo Salazar de Santiago
En la mira tenemos una incertidumbre no aclarada. El COVID-19 ha venido a trastocar todos los ámbitos de nuestro quehacer diario. La duda es cómo retomar nuestras actividades sin la zozobra de posibles contagios y siguiendo las medidas recomendadas.
El tema de la educación, en todos los niveles, es considerado ya como actividad esencial desde la política nacional, independientemente de las disposiciones que la semaforización de la pandemia pueda reflejar para cada estado del país.
Desde la Universidad Autónoma de Zacatecas (donde se imparte educación media, media superior y superior), esta situación requiere de especial atención por parte no sólo de las autoridades unipersonales y de los órganos colegiados como el H. Consejo Universitario, Consejos Académicos de Área y de las diferentes Unidades Académicas, que tienen la responsabilidad de guiar los destinos de toda la comunidad universitaria, sino también a través de otras voces que han observado la evolución de este problema de salud y sus consecuencias para un gran número de familias zacatecanas.
A pesar de conocer algunas de las “disposiciones generales” que se han dado a conocer para un posible “regreso seguro”, que implican actividades orientadas a cambios en los estilos de vida (lavado de manos, guardar la sana distancia, uso de gel antibacterial, colocación de filtros, empleo de caretas y cubre-bocas, etc.), se pueden proponer, además de lo que ya se conoce, otras acciones como a continuación se enuncian.
Urge una estrategia epidemiológica traducida en la identificación del perfil y condiciones de salud de cada uno de los sectores universitarios, cuántos y quiénes son más susceptibles de una posible infección por la presencia de enfermedades crónico-degenerativas o factores de co-morbilidad.
En este mismo sentido, se reconoce que la vacunación a nivel estatal no ha avanzado de manera homogénea en todos los municipios, situación que no permite identificar cuánta población de 18 años en adelante ha sido vacunada y cuántos son estudiantes universitarios, por lo que dicho desconocimiento y la disposición a un trabajo académico presencial, permitiría promover una movilización con posibilidad de contagios poco controlables.
Se requiere instrumentar una estrategia educativa que permita identificar en qué condiciones se puede realizar el regreso seguro, no sólo dispersando la responsabilidad para que cada unidad académica defina tiempos y ritmos, sino que se defina una política educativa en todos los niveles, estableciendo quiénes estarán de manera presencial, virtual o híbrida, valorando las condiciones de la infraestructura universitaria, asegurar limpieza y ventilación de espacios académicos, identificándose cuántos alumnos estarán por salón de clase o por edificio, áreas de acceso y flujo de personal, etc.
Se reconoce que nunca se pensó que esta realidad en el ámbito de la salud iba a cambiar todas nuestras condiciones, sin embargo, con un trabajo en equipo y con una visión clara y única, se pueden definir consensos y construir la legitimación del trabajo institucional para llevar a buen puerto a la institución de educación superior más importante del estado de Zacatecas la cual está cumpliendo cincuenta y tres años de la autonomía universitaria.