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En la mira

Lactancia materna: conocimiento que transforma vidas

 

Hablar de lactancia materna es referirse al primer acto de amor y salud que una madre brinda a su hijo. Pero también implica hablar de cultura, conocimiento y habilidad: de esa información que puede marcar la diferencia entre un inicio complicado y uno pleno de bienestar. Aunque parezca un proceso natural, amamantar no siempre resulta sencillo. Muchas madres primerizas enfrentan dudas, temores y creencias erróneas que, a pesar del avance científico y de la amplia difusión de los beneficios del amamantamiento, siguen arraigadas en nuestra sociedad.

La ciencia ha demostrado una y otra vez que la leche materna es el mejor alimento que puede recibir un bebé. Contiene todos los nutrientes que necesita en los primeros 6 meses de vida, además de fortalecer el sistema de defensa y, con ello, protegerlo de las infecciones. También ayuda a la madre: disminuye el sangrado posparto, reduce el riesgo de cáncer de mama y ovario, y mejora el vínculo emocional con su hijo.

A pesar de estos beneficios, muchas madres interrumpen la lactancia antes de tiempo. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT, 2022), en México sólo el 28% de los bebés menores de 6 meses se alimenta exclusivamente con leche materna. ¿Por qué tan pocas? Porque gran parte de las madres primerizas no reciben suficiente orientación sobre cómo amamantar correctamente ni apoyo en sus lugares de trabajo o en sus hogares.

La desinformación desempeña un papel importante. Abundan los consejos erróneos: que “la leche es poca”, que “el bebé se queda con hambre”, o que “es mejor alternar con fórmula”. Estos mitos, sumados al cansancio y la falta de acompañamiento, pueden hacer que una madre se sienta frustrada y decida dejar de amamantar. Sin embargo, la evidencia científica indica que la mayoría de las mujeres puede producir leche suficiente si reciben apoyo y educación desde el embarazo.

Por eso, la lactancia materna debe verse no sólo como una decisión personal, sino también como una tarea de salud pública. Los hospitales, las clínicas y las familias deben trabajar juntos para brindar información clara y veraz. El personal de salud necesita capacitación continua para enseñar a las madres cómo colocar al bebé, saber si está comiendo bien y mantener la lactancia al regresar al trabajo.

Además, las empresas y las instituciones deben ofrecer condiciones adecuadas: espacios limpios para extraer y conservar la leche, horarios flexibles y licencias de maternidad que realmente permitan continuar con esta práctica. Amamantar no debería ser un privilegio, sino un derecho respaldado por políticas sociales y laborales.

En realidad, promover la lactancia materna es promover el futuro. Cada gota de leche materna contiene millones de defensas y nutrientes que no pueden fabricarse en ningún laboratorio. Cada madre informada y apoyada contribuye no solo al bienestar de su hijo, sino también a la salud de toda una generación.

Invertir en el conocimiento sobre la lactancia es invertir en la vida misma. Porque cuando una madre sabe, el mundo crece más sano. Al tiempo.