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La ley es la ley
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La ley es la ley

CARLOS PEÑA BADILLO

 

Estamos inmersos en el proceso electoral que renovará la Presidencia de la República, el Senado, diputaciones federales, congresos locales y ayuntamientos. Las precampañas estaban en todo su apogeo para la elección presidencial; mantienen su posicionamiento interno entre los partidos coaligados y sus militancias Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. El aspirante por Movimiento Ciudadano, Samuel García ha confirmado que estará fuera de la contienda. 

 

Está claro que las y el precandidato estaban conscientes del proceso, sus etapas y decisiones; los alcances y consecuencias legales a las que quedaban sujetos antes, durante y después de sus registros. Por parte del PAN, PRI y PRD han caminado con tensiones y acuerdos, hoy caminan como la propuesta de coalición más sólida. Por su parte Morena, PVEM y el PT, están inmersos en una crisis interna por la designación de espacios que mantienen en la mesa la posibilidad de una ruptura en muchos casos o una separación estrategia en otros, por la inconformidad en cómo se determinaron los siglados para sus candidatas y candidatos en la elección federal, lo que sin duda deberá tener impacto en lo local. 

 

Para el caso de MC, hasta el día último del mes de noviembre estaban resueltos de su candidato, el gobernador con licencia de Nuevo León estaba en los recorridos por entidades, pega de calcas en los cruceros y una avasallante estrategia de redes sociales. Desde su registro se mostró seguro y claro en su meta, ser Presidente de México; muchos lo creyeron e incluso se sumaron en su propuesta y proyecto. Pero “el miedo no anda en burro” y bastó la designación por parte del Congreso de aquel estado, de un gobernador interino, para que las aspiraciones se dejaran de lado, su seguridad por ser Presidente de México se diluyera y por la puerta trasera del Palacio de Gobierno llegó el arrepentimiento. 

 

Mucho han pretendido justificar esas acciones culpando a las dirigencias nacionales de Alejandro Moreno o Marko Cortés, los grupos parlamentarios en la Legislatura de ese estado y una obstaculación permanente hacia García Sepulveda. Nada más falso. Salir a competir e intentar regresar, es y será una decisión personalísima, independiente a circunstancias o coyunturas políticas. ¿Cúal miedo? Por lo pronto, de ser gobernador con licencia, intenta asumirse como el constitucional, transgrediendo la ley y los procesos legislativos. 

 

Para muchas y muchos, el salir a la contienda presidencial ya se convertía en un error, un exceso y una incongruencia. Nada lo detuvo, sólo el miedo ¿a qué? No termina de descubrirse, finalmente antes de que el plazo legal para mantenerse en la contienda lo obligara a mantener una licencia y ante la inminente llegada ya, para asumir el cargo Luis Enrique Orozco, no tuvo de otra el “fosfo fosfo” de regresar para asumir el mando.

 

Sin embargo, ese no es el problema, la ley es la ley y esta indica que no puede existir una entidad con dos gobernadores. El proceso legislativo se realizó y designó al interino; el proceso judicial determinó que, legalmente quien debe encabezar el Poder Ejecutivo es el interino; la Constitución es clara, la ley también, Samuel García no puede ser gobernador por capricho; esta historia aún tendrá muchos capítulos legales por ver. Pobre Nuevo León, tan lejos de la ley y tan cerca de Movimiento Ciudadano.