Reelección
JESÚS DOMÍNGUEZ CARDIEL
Es de conocimiento popular que a raíz de que la Nueva España se independiza y se conforma la nación mexicana, se luchó en contra de la supremacía de una persona en el poder.
Todo el siglo XIX es muestra de ello, pues inmediatamente después de la consumación, el primer gobierno fue otra monarquía, que aunque era de un nacido en el territorio, no cambiaba el hecho de querer perpetuarse en el poder.
Después, prosiguió una serie de personas que bajo la idea de fortalecer el país y la figura del presidente se reelegían o buscaban otros medios, tales como golpes de estado, desconocimientos, planes y más tretas para asirse del poder.
Entre ellos destacan por supuesto, el veracruzano Antonio López de Santa Anna y sus 11 veces que fue presidente; el oaxaqueño y prócer Benito Juárez, que también fue reelegido en algunas ocasiones y por supuesto, otro oaxaqueño, me refiero a Porfirio Díaz Mori, de quien hasta un periodo histórico ha tomado su nombre.
Conviene destacar que hubo otros más que intentaron la reelección y precisamente eso fue lo que desencadenó la Revolución en 1910 impulsada mediante el Plan de San Luis y Francisco I. Madero.
En Zacatecas sucedió algo similar a lo que hacía Porfirio Díaz a nivel nacional, pues Jesús Aréchiga fue varias veces gobernador, incluso un poco antes de la llegada de Díaz al poder, sucedió lo mismo con Jesús González Ortega en dos ocasiones, al igual que con Trinidad García de la Cadena.
Se podrá mencionar que eran otras circunstancias y los procesos históricos no se juzgan y precisamente eso intento hacer, sin embargo, aunque muchas de estas personas ahora son consideradas próceres de la patria y el estado, hubo mucho derramamiento de sangre por la idea y acción reeleccionista.
En el siglo XX, posteriormente al proceso revolucionario se intentó no caer en la reelección, pues una de las demandas principales del movimiento era el “sufragio efectivo, no reelección”, así que para afianzar la idea, el 27 de noviembre de 1911 se publica un decreto que prohíbe la reelección de gobernadores y presidentes y aunque esto sigue vigente hay otros cargos en los que se pueden reelegir.
Recuerdo que durante mi educación básica, en las asignaturas de Historia y Formación Cívica y Ética, se nos inculcó de manera fuerte esta idea; sin embargo, a partir de 2014 la figura de la reelección volvió a aparecer en la constitución bajo una reforma impulsada por las legislaturas de aquel momento.
Por supuesto, muchas personas dedicadas a la política vieron la oportunidad de aprovechar esos espacios para ocupar los curules; así que desde ese momento hay demasiada reelección en cargos legislativos como diputaciones y senadurías, pero también en las presidencias municipales.
Considero que para evitar esta acción era mejor ampliar los cargos por algunos años, es decir, que pasaran de tres a cuatro o hasta seis años, pero eso implicaría también menos recurso a partidos políticos, porque habría menos procesos electorales.
Entonces, eso ha propiciado –desde mi punto de vista– que no haya caras nuevas recurrentemente en la política mexicana, que bajo el pretexto de dejar pasar un periodo, continúen las mismas figuras en los cargos de elección popular.
Finalmente, la reelección causó un movimiento que costó muchas vidas, ojalá esta nueva modalidad permita el funcionamiento del sistema político mexicano y no salga el tiro por la culata.