 
					Un elogio al nacimiento de Luis Fernando
Para la Monarquía Católica, el paso de los siglos XVII al XVIII significó también un cambio de dinastía. Ante la muerte de Carlos II El Hechizado sin descendencia, el relevo, por diversos avatares en un complejo proceso político, recayó en la figura de Felipe duque de Aunjou, jurado entonces como Felipe V. A partir de aquí, ante el desequilibrio del poder político y comercial europeo comenzó la Guerra de Sucesión Española, que finalizaría casi en el primer cuarto del siglo.
La Monarquía Católica desde 1661 no había celebrado el nacimiento de un primogénito, que asegurara la continuidad del reino, por ello las múltiples fiestas en muchas partes del reino. El nacimiento fue el 25 de agosto de 1707, en un contexto de guerra, en un momento en el que se estaba disputando la etapa decisiva. Así, al primer hijo de ese matrimonio se le llamó Luis Fernando, en la unión de dos visiones dinásticas por dos soberanos santos: San Luis rey de Francia y San Fernando rey de Castilla y León. Con ello, se buscó también dar la impresión de la continuidad política.
En Nueva España, adecuándose a los procesos internacionales, se llevaron a cabo celebraciones por el nacimiento del príncipe. En Puebla de los Ángeles se realizó un ritual festivo con la elaboración de un carro triunfal. Los festejos y la descripción de los adornos se encuentran detallados en el impreso Elogio genetliaco y festivo pean…, al patrocinio de Juan Joseph de Veitia Linaje y con la escritura del bachiller Antonio de Heredia. Se imprimió por la casa de Joseph Pérez en el año de 1709.
El carro tuvo una forma de fuerte cuadrado de dos cuerpos. Avanzaba simbólicamente con remos y troneras, aguardando piezas de artillería. El pegma, como lo define también el bachiller, estaba coronado por banderas y los escudos de armas del monarca. En la parte central se colocó el retrato de Felipe V y del infante, en un sitial carmesí entre cortinas y dos leones que le custodiaban. El carro en sus cuatro caras tenía pintados cuatro lienzos. Se trató de una alegoría de Hércules en la cuna, en un símil a la figura del futuro rey.
No hay que olvidar que se trataba de un tema mitológico y emblemático atribuido a los soberanos, pues por ejemplo en la Idea de un príncipe político cristiano… la primera empresa es la de Hércules en la cuna venciendo a las dos serpientes. De esta manera, se pintó en el pegma mencionada alegoría, junto a un Hércules como hijo del dios Júpiter y de la ninfa Alcmena. Con ello, una alegoría de fortaleza pues en uno de los versos se indicaba en el contexto marcial: “Del Español Alcides, que Columna / invencible será de la Fe Santa, / y de la Hidra Anglicana la fortuna / pondrá debajo de su Augusta planta, /vengando de la Iglesia las injurias / Don Luis Felipe Príncipe de Asturias”.
 
							
 
	
								
