3 de julio de 1955
JESÚS DOMÍNGUEZ CARDIEL
Marca la efeméride nacional que en una fecha como la que titula este texto, las mujeres mexicanas votan por primera vez en elecciones federales, a fin de integrar la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión en 1955.
Sin duda, es un hecho histórico, pues en más de 200 años de existencia de la nación, apenas hace 69 años que se tiene esta posibilidad.
Si bien, la lucha femenina por ocupar a puestos de elección popular es loable, sobresaliente y necesaria, no ahondaré sobre ello, sino acerca del acontecimiento como tal y de algunas ideas que las mujeres de mi familia me han platicado.
Comienzo con la relevancia de la licenciada María Esther Talamantes Perales, quien fue una de las más grandes impulsoras del voto en Zacatecas. Al respecto de ella, existe un libro que ha sido difundido ampliamente en el que se da cuenta de ese proceso e invito a consultar.
Sin embargo, la historia de las sufragistas se remonta hasta el movimiento revolucionario con los clubes “Político Femenil Amigas del Pueblo” o “Las hijas de Cuauhtémoc”, pero no fue hasta 1923 cuando “como consecuencia de la asistencia de algunas sufragistas mexicanas al Congreso de Mujeres Votantes realizado en EUA, [que] algunas de ellas se empeñaron en realizar en la Ciudad de México el Primer Congreso Feminista de la Liga Panamericana”.
Las siguientes décadas fueron complejas y de luchas constantes en las que hasta el 3 de julio de ese año se vio reflejado todo aquel esfuerzo, pues las mujeres votaron por primera vez. No obstante, ha habido un notable avance, pues por primera ocasión habrá una mujer ocupando la silla presidencial mexicana.
En el caso de mis abuelas que nacieron por la década de los 30, comentaron brevemente que en su etapa de juventud y temprana adultez comenzaron a votar y que en ocasiones era visto con desagrado por sectores de la sociedad, considerando tanto a hombres y mujeres, pero a pesar de ello, acudieron a sufragar, incluso con la consideración de que no tuvieron estudios más allá de la primaria.
En el caso de mi madre, desde que tiene recuerdos, las mujeres votan y cada que hay elección acude temprano a realizar su voto. Ella comenta que han cambiado las situaciones pero continuamente se ve más presencia de mujeres en las contiendas electorales, aun así, sostiene que más que cantidad se tiene que buscar calidad y para ello es indispensable más educación.
Ahora mis hijas, que aun no alcanzan mayoría de edad, manifiestan total normalidad al ver a mujeres en búsqueda de puestos de representación popular, lo que significa que las luchas de antaño han alcanzado parte de su objetivo y hasta preguntan qué se necesita para estar en posición de elección.
Cierro con la certeza de que a casi 70 años de aquella primera participación, se ha llegado a una madurez política en la que las visiones de mujeres y hombres son indispensables para una democracia positiva, pues quien llegue a esos puestos debe preponderar al país sobre la individualidad.
Fuente: IEEZ, María Esther Talamantes Perales. Nuestra sufragista zacatecana, Zacatecas: IEEZ, 2013, pp. 29 – 33.