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Adiós, don Porfirio
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Adiós, don Porfirio

JESÚS DOMÍNGUEZ CARDIEL

 

En los albores del siglo XX el país mostraba mejorías en ciertos ámbitos, pacificación relativa, pero también elementos contrastantes, tales que desembocaron en el estallido revolucionario de la segunda década.

En este contexto y como principal personaje aparece Porfirio Díaz, quien había permanecido en el poder desde 1876 cuando por medio del Plan de Tuxtepec logró asirse de la presidencia nacional.

 

La situación en los más de 30 años que estuvo en el poder generó un país lleno de diferencias, ya que por un lado había una minoría muy privilegiada en todos los sentidos y por el otro, la mayoría de la población, desfavorecida en prácticamente todo.

 

Hubo dos acontecimientos que marcaron el declive de Díaz además de su avanzada edad y deterioro natural de su salud: uno fue la entrevista que le concedió al periodista estadounidense James Creelman, donde hablaba sobre la sucesión presidencial y el segundo, la aparición de una figura que se convirtió en popular, como la de Francisco I. Madero, quien en sus campañas se hizo de adeptos y movilizó masas.

 

Así, es que en 1910 y con la promulgación del Plan de San Luis encabezado por el mismo Madero, además de los constantes ataques al régimen por parte de los hermanos Flores Magón, comienza el 20 de noviembre el movimiento revolucionario.

 

Díaz, a pesar de su edad, volvió a reelegirse, por fraude o no, pero lo hizo, en este sentido, el porfiriato se tambaleaba sobre arenas movedizas, y finalmente después de los embates de las tropas revolucionarias y tan sólo seis meses después, decide dejar el cargo el 25 mayo de 1811.

 

En compañía de su esposa Carmen Romero Rubio (Carmelita), partió de su domicilio de la Ciudad de México, rumbo al puerto de Veracruz, sitio del que zarparía el 31 de mayo con destino a Francia a bordo del buque de vapor Ypiranga.

Ya en París, vivieron en la Avenida Foch número 26 e hicieron algunos viajes; el más célebre y recordado por las fotografías existentes, a Egipto, donde aparece junto a su esposa al frente de la esfinge, él montado sobre un asno y ella sobre un camello echado. 

 

Dicho viaje inició el 14 de enero de 1913 cuando de Mónaco zarparon y mediante una ruta marítima por el Mediterráneo llegaron a tierras africanas; pero no sólo conocieron ahí, se tiene registro de que visitaron España, Alemania y obviamente Mónaco.

 

A su regreso a París, la salud se fue deteriorando cada vez más y distante de los combates revolucionarios, del cambio de régimen y obviamente de la inestabilidad en México, murió un 2 de julio de 1915 acompañado de Carmelita alrededor de las 6:40 de la tarde a la edad de 84 años.

Actualmente han transcurrido 108 años de la muerte del expresidente Díaz, continúa enterrado en Francia y no hay conmemoración alguna en México. La historia política oficial posrevolucionaria no ha “perdonado” a su figura, sin embargo, es posible que durante mucho tiempo más permanezca la misma idea.

 

Mientras tanto, ¡adiós, don Porfirio! Probablemente no regresen tus restos del exilio.