Nuestras Plumas
El regreso de Enrique Ponce: Carlos Saucedo Medrano
curromedrano05@gmail.com
Un atisbo de elegancia y clase. Siempre en torero, tanto en la calle como en la plaza; en el hablar y en el cante: el temple, la categoría y el refinamiento en modales de exquisitez. Enrique Ponce Martínez acumula todos los adjetivos propios de una verdadera figura del toreo mundial.
Por si no fuera suficiente con su imponente palmarés, Enrique Ponce se echó encima la fiesta brava en el año de la pandemia: disminuyó sus honorarios y convenció a sus compañeros de hacerlo, azuzó a ganaderos y empresarios de tirar para adelante en aforos reducidos y no se negó a que las televisoras transmitieran esas corridas en medio del escepticismo y la incertidumbre.
Nadie le reconoció su labor. Y, bajo el fulgurante calor de uno de esos raros cambios de lidia que el corazón no tiene la pericia de avisar, Enrique decide dejar el toreo en junio del 2021 con un breve comunicado en el que usa el concepto de retiro indefinido, para no alarmar tanto a la grey poncista y garantizar un futuro regreso.
De ahí en adelante todo fueron rumores, algunas presentaciones aisladas en público y mucho morbo de las revistas de vanidades. Tal fue el asedio de los medios rosas que hoy se vincula más al valenciano con los chismes románticos que con el toreo mismo.
Simón Casas, brillante empresario francés, logró concretar el regreso a los ruedos de Ponce, mismo que sucedió el pasado viernes 17 de mayo en el anfiteatro francés de Nimes. Para tal ocasión (y sin perder costumbre) se eligieron los toros de Juan Pedro Domecq en un cartel rematado con Alejandro Talavante y la confirmación de alternativa de David Galván.
Un torero que batió todos los records, que tiene la vida resuelta y una historia de éxitos a cuestas, no tiene mucho que ganarse en el ruedo, ni tampoco qué demostrar, sin embargo esto no significa un regreso zafio, al contrario, si Ponce es capaz de poner los tendidos locos por verlo, habrá valido la pena la espera.
También esta reaparición obedece a cerrar de manera digna y profesional su carrera como torero y por el momento no se sabe si vendrá a México a torear una o dos corridas de despedida. Enrique Ponce está obligado a decirle adiós a una afición que lo encumbró y lo consintió como ninguna otra: la afición de la Plaza México.
Se prevén unas 15 o 20 corridas perfumadas con el aroma de la categoría. No serán comparecencias para apretarle o criticarle la colocación, el abuso del pico de la muleta o el terminar los pases para afuera (todo esto muy señalado en la tauromaquia del de Chiva), sino breves homenajes a uno de los máximos exponentes del toreo en los últimos 30 años.