
Pero diiiiicen…
Va de nuevo, comenzamos semana. Ya pasó la fiesta patria y aún siento el sabor a pozole y el aroma a mezcal. Qué buenas fiestas nos andamos aventando con sabor a la Independencia de México, oigan. No cabe duda de que cuando de pachanga se trata, hasta la crisis y los problemas se olvidan, total ¿qué tanto es tantito?
Hablando de tantito, me diiiiicen mis amiguis que después del informe del gobernador David Monreal, donde por un lado y por otro trataron de apagar los fuegos encendidos que traían en la Nueva Gobernanza, les quedó un tanto por atender.
Resulta que días y horas previas al 8 de septiembre, el secretario General de Gobierno le dedicó horas a intentar frenar los muchos problemas generados por su jefe, por el equipo de funcionaries estatales o de plano nomás por el gusto de hacer o dejar de hacer, que se ha convertido en una constante en esta administración estatal. Diiiiicen que la indicación a Rodrigo Reyes fue: “mira, secretario, no quiero escándalos”.
Así que “manos a la obra” y que si la fiscalía, pos intento de acuerdo; que si Norma Castorena y los problemas en Salud, pos a ofrecerle salida; que si esto, que si lo otro, pos “ofrézcase lo que cumpla, aunque no se cumpla lo que se ofrezca”. Diiiiicen que, hasta ahí, todo iba bien. Pero donde llegó el día del grito y ande que ya se veían venir las crisis.
Primero en la ceremonia militar de entrega de bandera al gober Monreal se le olvidó saludarla y rendirle los honores correspondientes. Luego ya en el balcón al momento del “¡Viva México!”, diiiiicen que se le olvidó replicar la campana cual cura Miguel Hidalgo. Pero faltaba más y en el desfile del 16 de septiembre, todo se salió de control.
Aún no terminaba el desfile militar y escolar, y ándeles que mamás, papás y familias enteras que integran los colectivos de personas desaparecidas y madres buscadoras interrumpieron en los contingentes hasta el tradicional templete donde estaba el gobernador. Diiiiicen que bien listas se fueron integrando entre los bloques del desfile al grado de camuflajearse entre uno de ellos y llegar a protestar frente a él.
Fue tanta la molestia e incomodidad generada al gobernador Monreal, que diiiiicen no aguantó la presión y casi como tinaco de azotea –de esos que andan volando con el helicóptero de la SSP– se despegó de su silla y huyó del desfile sin que este hubiera terminado. Prefirió no escuchar, no dar la cara y no enfrentar ese problema que nadie le dijo, advirtió o sugirió podía estallarle en pleno 16 de septiembre.
Eso provocó que casi como a Mariano Casas, el gobernador le casi gritara a Reyes Mugüerza “secretario, quiero que, como principio, que ya se los había dicho, pero no haces caso o no estas atento… ¿en qué estas pues?, pues no estas en lo que estamos”. Y es que el “bombero atómico” (así le diiiiicen) ya se la creyó y por andar emocionado en los eventos sintiéndose El Pipiripau nunca se dio cuenta que venía esta bomba que le echó a perder el día, la independencia y hasta el desfile al gober… les digo.
Por si algo faltara, le llegó el reporte de que en Tlaltenango, su candidata –perdón, su representante en el informe de Chava Arellano– lejos de sujetarse al guión que le hicieron y sintiéndose en campaña, se aventó un discurso de promesas y mentiras. Diiiiicen que no contaba Julia Olguín con que en aquella región hay claridad de lo que se hace o no por parte del gobierno y más en el tema carretero, y ándele que aún no terminaba el mensaje y ya la estaban evidenciando que su presencia y discurso. Lejos de sumarle, le restaron y con eso pues puro rebote al gobernador. Y luego todavía se preguntan porqué estaremos en el último lugar en las mediciones. Vaya manera de ayudarle “al patrón”.
Hablando de ayuda y antes de irnos, me diiiiicen que, por si no fuera suficiente, entre tanto problema, error y fallas de propios y extraños, el mandatario –lejos de dar de inmediato atención a los colectivos que le exigían audiencia o llamar al gabientazo para apretar tuercas por estas graves omisiones– prefirió irse a la “fiesta de la transparencia”, ¿cómo ahí qué?
Oigan, mejor vámonos. Eso sí, que a ustedes no se les olvide y tráiganlo bien presente, que aquí todo lo que salga igual ni es cierto, nomás ¡diiiiicen, diiiiicen!